lunes, 13 de octubre de 2008

Mi miedo a las jeringuillas

Bueno ya que a muchas les ha hecho gracia la forma de actuar, de ser etc.… de mi madre, os voy a contar otra anécdota acerca de ella y de mí…para que sepáis de verdad como es…

Bueno era yo pequeña, la verdad es que no sé cuanto de pequeña, porque la verdad es que me acuerdo como si fuera ayer…, pero bueno pondremos aproximadamente unos 9 ó 10 años (vamos cuando realmente te empiezas a dar cuenta de cómo se las gasta la gente que te rodea).

Mi madre me llevo al pediatra para que me pusiera una de las miles de vacunas que se les ponen a los niños de esa edad, y yo como buena niña cobarde, ingenua y llorona, me creí la versión de mi madre que decía que solo era para que me viera el pediatra….pero no fue así del todo, dado que fue verdad que me vio, me midió, me pesó, me exploró y demás parafernalia , pero lo que también hizo, fue decirle a mi madre : “bueno ahora llévela a la sala de enfermería a que la pongan la vacuna que le toca”, y mi madre ni corta ni perezosa, le dijo, “Vale, muchas gracias” y ále cogió a su pobre hija indefensa del brazo (para que no me escapara porque yo de pequeña, tenía la mala costumbre que en cuanto me acojonaba algo salía escopeta) y me llevó a la cruel sala de enfermería.

Cuando entramos estaba la enfermera preparada con su cruel instrumento de trabajo (una jeringuilla), mi madre mientras me levantaba la camiseta yo intentaba escabullirme, pero no me dio tiempo y la enfermera fue más rápida y me arreó un pinchazo de aupa (yo no es que sea exagerada es que me acuerdo muy bien de mis cosas) y más ancha que pancha se sentó en su mesa a escribir unas cosas y mi madre que vio una silla enfrente libre pues aposentó su hermoso trasero dejando a su pobre hijita del alma de pie mareada perdida, y yo la dije “Mamá, déjame sentarme” y mi dulce madre me contestó “niña, me siento yo, que para eso soy mayor” y según decía esas palabras yo me caía de sopetón al suelo dándome un leñazo que lo flipaba en colores y aparte para más colmo de los colmos, tenía que soportar a mi madre diciéndome “pero hija mía eres tonta o qué?, que haces en el suelo, que endeble etc.…”, pues sí, estos son los piropos que le hecha una madre a su hija cuando se acaba de desmayar encima por no haberla dejado la triste silla….pero bueno eso la debió hacerse sentir algo culpable, porque desde entonces cuando me llevó a ponerme las sucesivas vacunas, análisis (en definitiva todo lo relacionado con los instrumentos malditos para mí), advertía de ante mano a todo el mundo que su hija corría el riesgo de desmayarse y caerse en redondo.

Bueno la verdad es que yo este acontecimiento como me acuerdo muy bien de él (mi madre dice que porque soy una rencorosa compulsiva), se lo recuerdo cada vez que tengo la oportunidad, para que no se le olvide el mal momento que paso su única hija (es que niña sólo tiene una, como yo le digo) y también la verdad porque antes me daba un poco de resultado para hacerla chantaje emocional (que a mi madre las cosas como son, es muy difícil) y sacarme unas cuantas chuchesjejeje

besitos

miriam

1 comentario:

almudena.. dijo...

Jijijijiji...

Como mola tu madre. jijiji... creo que es la madre que todo hijo-a quisiera tener!! que suerte que te toco a ti!

Bueno, menos mal que al final tu madre aprendio y ahora advierte a todo el mundo que su hijita se marea para que alguien te deje una silla para sentar, no? asi ella no tiene que levantarse, jejejejejeje.....

Ahora en serio. Bueno, tu madre lo unico que intenta es hacerte fuerte para que seas capaz de defenderte tu sola en este mundo cruel.... tienes que comprender sus intenciones y valorar sus actos. Todo lo que hace, lo hace por ti.

Asi que ¡empieza a tratar mejor a tu madre!
jejejeje


besitos!
almudena..